"Eva, Eva: Vamos mi pequeña mariposa, tu puedes lograrlo, solo debes resistir un poco mas, ya verás que muy pronto estaremos de regreso en casa".
Escucha la niña la voz dulce y desesperada de su madre. La confusión continúa, después de aquella desgarradora experiencia, la tragedia del tsunami, que en el año 2004 conmovió al mundo entero, llenando de luto la provincia Indonesia de Aceh. En la región, muchos dicen haber visto fantasmas deambulantes y a la gente ir de aquí para allá llorando angustiada, mientras buscan a sus familiares en medio de los escombros. Algunos recuerdan a una joven mujer que iba en busca de una niña a quien llamaba mariposa.
Eva estaba de paseo con sus padres cuando sucedió el maremoto. Una idea clara de todo aquel acontecimiento le invade la mente, llenando de tristeza sus recuerdos. La pequeña de ocho años, parece estar flotando en una nube, mientras la insistente voz de mamá sigue diciéndole: -Vamos mi pequeña mariposa tu puedes lograrlo, pronto estaremos en casa. Pero Eva ve todo diferente, hasta siente que puede volar. De repente llegó a una gran plaza de Sri Lanka donde cientos de personas están reunidas, vestidas con blancos atuendos, en un silencio absoluto. ¡Todas parecen tan tristes! Y en medio de aquel tumulto, Eva se desplaza como si realmente fuera una mariposa invisible, que empieza a descubrir un jardín nuevo en el horizonte azul. Ella no creyó llegar a casa en un lapso de tiempo tan corto; su madre tenía razón al decir que pronto estarían de regreso.
-No es necesario entrar por la puerta, ésta vez subiré por el manzano y desde allí ingresaré por la ventana hasta mi cuarto, es mas emocionante hacerlo de ésta forma -piensa al tiempo que escucha a lo lejos, la voz de su madre diciéndole: -Vamos pequeña mariposa, tu puedes lograrlo. Aunque la ventana está cerrada, éste detalle carece de importancia; para Eva no hay fronteras. Mientras sonríe absorta en sus propios pensamientos, curiosamente se acerca al pequeño pajarillo que espera muy acomodado en su nido, el suculento gusano que mamá gorriona le traerá en cualquier momento.
Los juguetes esperan ordenados sobre la repisa. Cada uno de ellos tiene su propia historia. La jirafa amarilla con manchas de color marrón, era su leal compañera a la hora de dormir; cuando sentía temor en las noches de lluvia la abrazaba muy fuerte y algunas veces, le pareció que paseaba aferrada a su cuello esbelto, internándose con ella en una jungla espesa, bajo la atenta mirada de gorilas, caimanes, panteras y exóticas aves de colorido plumaje.
¿Dónde están todos?- Se pregunta - y como si leyera la mente de la pequeña, sale a encontrarla Minino, el gatito blanco que le dio papá hace apenas algunos días, cuando cumplió sus ocho años. Minino es tierno, tiene la cara redonda y suele deslizar su lomo una y otra vez, acariciando las piernas de la niña, pidiéndole en su expresivo lenguaje corporal, que juegue con el. Esta vez al hacerlo, sucedió algo extraño: Al recostarse el gatito en las piernas de Eva, cayó de un solo golpe y muy asustado se levantó de prisa encorvando su cuerpo y erizándose todo, luego salió corriendo como alma que lleva el viento, para esconderse debajo del sofá y desde allí mientras lame su manita para luego pasarla por la cara, asombrado observa a Eva su traviesa amiga, quien parece tener un cuerpo transparente.
Eva es una niña que procede de un país cuyo nombre no mencionaré, podría haber nacido en cualquier rinconcito del planeta tierra, Eva podría ser tu ¿ O quizás tu ser ella? ¿Qué importancia tiene este detalle? Los niños son igual en todas partes, aunque su fisonomía y el color de su piel sea diferente de acuerdo a su origen, ellos abarcan la belleza de todo el universo en la inocencia que les caracteriza; ciertamente ésta es su mayor virtud, la que provee la magia para hacer que sus sueños sean posibles. Son ellos quienes inspiran a las madres a decir apelativos, como por ejemplo el de pequeña mariposa, que acostumbra la madre de Eva, para llamarla.
Minino se distrae jugando con su cola, ya empieza a acostumbrarse a la figura transparente de la niña que corre por la casa. También se ha dado cuenta que lo estás observando y aunque finge contigo indiferencia, el vio que sonreías cuando cayó tratando de sobar su lomo en las piernas de Eva y huyó despavorido.
La niña a quien su madre llama “Pequeña Mariposa” abre la puerta del cuarto de estudio, mira uno a uno sus cuadernos y recuerda que tiene muchas labores para realizar.